Nunca es tarde para la reflexión, nunca es tarde para gritar un NO, un NO a la violencia, un NO a la intolerancia, un NO a la insensibilidad, un NO a la falta de empatía…
Como cada año, marzo se pinta de morado y millones de mujeres en el mundo entero levantan la voz, manifestando la inconformidad, las injusticias, el acoso, la falta de oportunidades, las restricciones laborales, las muertes prematuras de niñas, de madres, de jóvenes, de mujeres que salieron de casa o peor aún, que estando en casa, fueron violentadas y no volverán a escucharse.
¿Los hombres qué papel jugamos en estas manifestaciones? No creo que sea guerra de géneros, ni es tan sencillo como echar culpas y confrontar, no es solo de «acompañamiento», no hay que ser solo espectadores, es estar conscientes que hombres y mujeres somos copartícipes de lo que queremos como sociedad.
Tristemente la tragedia es el primer paso para que se accione, hay que dar continuidad a lo que se manifiesta, no dejar de exigir a las autoridades ni al vecino, ni a nosotros mismos, cada quien en su trinchera, cada quien con sus armas buscando la paz.
Las estadísticas arrojan que solo el 9% de los hombres se involucra en el manejo y necesidades de una casa, en una crianza activa,en las acciones del día a día. Labores que se delegan sin darles la justa dimensión, no se es menos hombre por cuidar a los hijos, no solo es proveer, si no preparar los alimentos, no se pierde la hombría por recoger y lavar la ropa, en fin, la lista es larga pero simple al final, es tomar conciencia y ejecutar.